El viaje absurdo por la mano de la chica que te gusta, sientes el pulso en el cerebro; con sus ojos podría ponerte un enema en el corazón. Me siento un vagabundo cuando trato de hablar con ella/su duda es igual/:/un rechazo. Sus ojos son espectros malditos corriendo/¿Por qué no quieres llorar conmigo?/las palomas corren lentamente por el aire. Un pez me distrae. El perro a empezado a ayudar y sientes que el remolino de las luces en rojo. Sirenas gimiendo. SIRENAS GIMIENDO. El tiempo está pasando otra vez y yo sin decir nada.
Samoyedo's scoop
Mi perro está loco, sólo tienes que mirarlo a los ojos para darte cuenta de ello. Es antisocial, pero como todos los seres del reino animal que son antisociales, sólo lo es con los de su especie: los perros. Cuando ve uno empieza a ladrar a la de no entender, me gusta verlo así, es gracioso cuando empieza a dar saltitos en dos patas. Siempre que ve un perro o le saca la mierda o se la sacan a el, a lo que prefiero sacarlo a horas no habituales para un paseo. XD
::Puccitto::
La soledad eventualmente me hace buscar calor. Mi desesperación está engendrada por una angustia de otros tiempos, de otras horas, de otros cuerpos: todos iguales al tuyo. Está inseguridad quizás por lo que tengo se sustenta en la idea de mi gran satisfacción actual. No soy feliz, por eso te dedico estas líneas.
Samoyedo's delay
Mi simpatía por el arte se desvela entre los desencuentros de los libros in utero y los jardines de la represión amorosa de doña Martha. Las esquinas de árboles presos de los reojos a los periódicos de la esquina, y la rama que empieza a crecer desde abajo entreabriendo sus objeciones para las faldas pequeñas que trae el verano y que los retoños marrones del otoño, que acostumbra a morir en las dormilonas de invierno: dulces piernas sin dramas; dulces animalillos del buen gusto. Entiendo poco de esto; pero la gente se acostumbra a los diarios que cae de los conos, y su densidad poblacional crece como la canchita que vienen a vender con sus todo-por-un-sol deambulando por ahí. Y la castaña empieza a sonreírme, hora: desnudarme entre cejas. Pero corro en las playas verdes de parques: y todos esos niños-con-gafas: tan acostumbrados a esto, con sus libros complicados//bebidas negras, porque el negro es un gran color, es de tan buen gusto que hasta tiene su propia historia política y su razón social en todo un continente//alma de asesinos y espacio en la nada. Y yo deambulo por allá. Suspiro. Ahí va otra vez ella, jalo la cadena más fuerte: su espacio vacío y el animalillo ahora crece en mi.
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